martes, 11 de marzo de 2014

LA ÚLTIMA RECALADA DE SENZA SCOPO






LA ÚLTIMA RECALADA DE SENZA SCOPO

El capitán Senza Scopo ha surcado los siete mares:
Pérsico, Negro, Caspio, Mediterráneo, Adriático, de Arabia.
Está cansado, piensa, y estoy cansado dice.
Era valiente y arrojado, pero poco queda de eso hoy.
Senza Scopo ha recorrido el mundo y se ha cansado en el camino a casa.
Los amigos del Capitán han muerto ya,
y quienes sobreviven no lo reconocen, tan cambiado está.
De viejos han muerto algunos y del silencio los otros, por el silencio,
el silencio del mar tranquilo, de las algas, de los peces,
el silencio de las horas, piensa Senza Scopo.
Está viejo y cansado y desea retirarse,
caminar en tierra firme, piensa, recorrer callejuelas impensadas,
callejuelas adoquinadas y abovedadas, cuesta arriba, con un cielo blanco,
el aroma de la albahaca, un vaso de vino por las mañanas y al almuerzo,
el resto de la botella por las noches.
Pero Senza Scopo ha olvidado como caminar en tierra firme.
Los años en el mar lo han afilado: la piel de cochayuyo, así de oscura,
manos de cartón, de corteza; Senza Scopo mira siempre a los ojos
ya que aprendió a no confiar y habla como los marinos el Capitán,
habla un lenguaje aprendido en el silencio, lengua de fuego.
Senza Scopo desea el retiro pero sus amigos han muerto ya,
un hogar que no flote, tierra firme, pero ha olvidado eso o nunca conoció eso.
Está cansado, dice, y el mar ha cobrado lo suyo, dice.
Se sienta en las maderas húmedas de la cubierta mientras se acerca al último de los puertos.
Con la espalda hacia el aflasto, lía un pitillo de tabaco negro. Suspira. Fuma en paz.     

No hay comentarios:

Publicar un comentario