lunes, 18 de agosto de 2014

CRÍTICA Y FICCIÓN - RICARDO PIGLIA



CRÍTICA Y FICCIÓN

Profesor Cristóbal Vergara

Escribí hace algunos días acerca de Nombre Falso, de Ricardo Piglia. Si bien la lectura de aquel texto resulta amena, de soslayo el lector habrá percibido las complejidades que en aquella escritura se despliegan, así como el borrón constante y malintencionado del autor con respecto a los límites entre la ficción y la realidad. Interesante punto es aquel. Porque al final ¿dónde radican aquellos límites? La realidad adquiere forma y sentido mediante el lenguaje; este mismo lenguaje es el material imprescindible de la escritura literaria; esta escritura también da forma y sentido a la realidad, desplegándola o retorciéndola, extendiendo o constriñendo, dando vida o aniquilando. ¿Dónde radican los límites entre lo literario y no que no lo es? Insisto en una pregunta que es necesaria para comprender la poética de Piglia, proyecto de escritura pormenorizado mediante entrevistas en el texto Críritca y ficción, donde los vínculos entre realidad y ficción se relativizan a través de lúcidos cuestionamientos al ejercicio escritural y editorial, así como a la teoría literaria y la estética, sin olvidar el cine, el psicoanálisis, la política y el poder.
Los ataques al canon académico acá son constantes. Piglia, profesor universitario, cuestiona un ejercicio crítico que se ha consolidado a través de la sedimentación de miradas monológicas a la literatura y un cierre de criterios que se relaciona íntimamente con la posesión y el ejercicio del poder. En La lectura de ficción (1984), defiende la interpretación del canon según un modelo de diáspora, donde cada sujeto lector es “dueño de leer lo que quiere en un texto”, frente a un contexto político y económico que tiende hacia la represión y el silenciamiento que el autor cuestiona defendiendo la libertad crítica y el goce de la obra de arte. Los mismos estados represivos latinoamericanos son puestos en duda a través de uno de los principios estéticos de Piglia: todo es susceptible de ser ficción; de esta manera, el ocultamiento de la verdad impulsado por las dictaduras se performatiza a través de un relato, de una ficción criminal que se relaciona profundamente con el monologismo crítico antes mencionado.
En Primera persona (1992), al autor es tajante con respecto al arte y la estética: la mercantilización postmoderna de los medios de representación ha terminado por constituir una mirada sobre la literatura a partir de un gusto semiculto propio del estado burgués; de esta forma, el llamado “buen gusto” se impone como un sello de clase que se manifiesta también en una displicencia hacia el conflicto social y la posibilidad de enunciación de voces disidentes que estancan el desarrollo de la literatura. Afirma, en Borges como crítico (1997), la necesidad de replantear los códigos que rigen los espacios sociales destinados al escritor de ficción; éste, dice Piglia, difumina los márgenes, modifica las categorías y las tradiciones definiendo nuevos contextos de lectura. Toda escritura es intencional y agresiva, al parecer. Es trabajo del lector determinar qué es lo agraviado y con qué intención. 
La lectura acerca de qué es la literatura en la actualidad resulta interesantísima. En  Conversación en Princeton (1998), Piglia sostiene que la sociedad capitalista hereda la literatura, pero hubiese sido imposible su nacimiento en el actual contexto; la improductividad y el ejercicio de una actividad desprovista de todo valor económico constituye una opacidad inentendible en la lógica del capital, que aspiraría a la muerte de la escritura de la ficción. Síntoma de aquello sería la sustitución de la lectura por el consumo de televisión; consecuencia, el vaciamiento de un discurso que alienta hacia la educación como medio para la especialización, donde las Humanidades tienen como uno de sus focos principales en debate en torno a la literatura.
Las opiniones de Ricardo Piglia son variadas y de variados temas. Sin embargo, la experimentación y el cuestionamiento de las formas parecieran ser preocupaciones constantes para un autor situado tanto en la academia como en el margen creativo, experimental pero nostálgico, crítico de los cánones, pero defensor también de estas inutilidades que son la escritura, el arte y el pensamiento. Complejo, sí, pero de lectura vital para lograr una comprensión de los avatares de la literatura latinoamericana desde los últimos cuarenta años.
Piglia, Ricardo. Crítica y ficción. Buenos Aires: Debolsillo, 2014. 224 págs.

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