lunes, 18 de agosto de 2014

EL APRENDIZAJE DEL ESCRITOR – JORGE LUIS BORGES



EL APRENDIZAJE DEL ESCRITOR –
JORGE LUIS BORGES

Cristóbal Vergara Espinoza

No es esta la primera reseña que realizo sobre un texto biográfico-teórico. Lo que me interesa de éstos es su valor divergente con respecto al género que legitima al autor, pequeñas reflexiones que enriquecen su obra de densidad. Todo autor teoriza, sí o sí, de manera directa o indirecta, alterando constantemente los márgenes de su propia escritura. La obra literaria es en sí misma una teoría que permite analizar un objeto escondido en aquel mismo universo, problema e instrucciones contenidos en aquellas mismas páginas y que se revelan sólo para el lector avezado. Y las tales teorías muchas veces se pierden debido a los círculos académicos que plantean las coordenadas para la lectura de un determinado texto, presionando hasta su desaparición un detalle fundamental que es necesario considerar para la recepción apropiada de toda obra de arte: ésta es fruto de un subjetividad, y como tal, es apropiado para su comprensión el análisis de las opiniones del mismo autor con respecto a lo que ofrece.  Pero divago. Escribo sobre Borges y El aprendizaje del escritor, texto recientemente editado por Sudamericana, y lo hago debido a que consiste éste volumen en un compendio de las conferencias realizadas por el autor argentino en la Universidad de Columbia en 1971, tres reuniones en las que Borges charló con los estudiantes y los profesores acerca del cuento, de la poesía y de la traducción.
Este volumen reúne exposiciones orales grabadas en cintas magnetofónicas, lo que no es menor. La naturaleza dialógica del texto enriquece su contenido: lo que vemos es el proceso reflexivo de Borges con respecto a su propia obra, en vivo, fresco, un análisis espontáneo sobre su trabajo que no se esconde en la distancia vicaria de la escritura. Y eso es importante. No es este un Borges de densidades y lentitudes, sino que un sujeto que en ocasiones se contradice, que a veces es prejuicioso, que se equivoca y luego corrige, un autor a quien las preguntas de sus alumnos muchas veces incomodan o motivan a la divagación. Y eso es lo interesante: asistimos acá a la refutación del mito, al retrato de la figura del autor que se revela en las intensidades de la subjetividad, un hombre que es (como) todos los hombres, hubiese dicho él.
La primera parte del texto consiste en la exposición del cuento “El otro duelo”, relato en que desde la pasmosa calma de una voz narrativa que testifica vicariamente un hecho preexistente (el muy borgeano recurso de “la historia que voy a referir me fue contada por…”), asistimos a la tragedia y burla de la historia, la muerte patética del gaucho ensimismado y presionado por circunstancias históricas que está imposibilitado de comprender y que sólo parecieran ser un marco para expresar sus propias pasiones. Luego, es el turno de la poesía, donde Borges comenta sobre lírica, técnica y autores (evidentemente Walt Whitman está presente), y analiza algunos de sus poemas más queridos: “Junio de 1968”, “El guardián de los libros” o “El centinela”. Finalmente, la traducción. Como sabrá el lector, Borges constantemente plasmó una premisa en su escritura: uno hombre es todos los hombres. Y de tan repetida, la premisa ha perdido un valor que se restituye en sus reflexiones acerca de la traducción. Un hombre es todos los hombres en la medida en que el lenguaje, modelo y norma, rige la existencia y da forma a la subjetividad. Y el lenguaje luce como un molde común, estructura que afecta a todos los individuos de la misma manera. Lacan y Foucault refrendan esta afirmación. Sin embargo, he aquí la paradoja exquisita: Borges está consciente de que el lenguaje es en sí mismo una subjetividad. Si bien antecede a la experiencia, la experiencia también antecede al lenguaje en una cadena infinita de semiosis que el sujeto al mismo tiempo superó, supera y superará.  No por nada al autor en más de alguna ocasión se le ha tildado como el padre de la posmodernidad. Y es que la traducción altera las formas y permite la inclusión de una segunda subjetividad en el texto que parasita a la primera, la orienta o difumina. Siendo un hombre todos los hombres debido a su extravío inapelable en el lenguaje.
Texto de lectura rápida y amena, El aprendizaje del escritor permite acceder a la evaluación del propio autor con respecto a su trabajo, mostrando las debilidades y fortalezas de una escritura compleja, crítica y rica en significados. Una propuesta que, como no siempre ocurre, se merece su posición en la biblioteca total de la historia.
Borges, Jorge Luis. El aprendizaje del  escritor. - 1ª ed. - Buenos Aires: Sudamericana, 2014. 173 págs. 

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