SWINGERS
– JAIME COLLYER
Cristóbal
Vergara Espinoza
14
relatos constituyen el último volumen de cuentos publicados de Jaime Collyer;
14 partes de un todo, de un entramado, un cruce constante de episodios que se
refieren a acontecimientos ya narrados o por narrar y que devienen en un tomo
de impecable unicidad temática en que confluyen la celeridad del cuento y el
tempo ampuloso de la novela. 14 relatos que oscilan todos alrededor de
conflictos mínimos, nostálgicos y cansinos; 14 pequeñas aventuras que sumadas
configuran una ominosa imagen del fin de los tiempos: momento que se acerca en
medio de la desidia generalizada de una sociedad que, como la nuestra, luce
pasmada en el onanismo y la contemplación de sí misma.
Todos
los relatos giran alrededor de las consecuencias de la tecnología en una
sociedad que perfectamente podría ser la nuestra en algunas cuantas decenas de
años. O quizás no tantos años. El siglo XXI está ya en su cincuentena y la
clonación es una realidad. La transnacional Trans-RVU, empresa especializada en
el redituable negocio de la “duplicación” es la sombra constante que afecta al
puñado de personajes que deambulan en estas páginas, pero no desde una
negatividad intrínseca, sino que desde un tópico que es una constante desde el
Prometeo griego hasta el Prometheus de Ridley Scott, pasando por el Golem de
Meyrink, la criatura de Frankenstein de Shelley y los replicantes cazados por
el incierto Deckard en Blade Runner: un conocimiento que se vuelve adverso, que
en ocasiones se corporiza y que deviene siempre en tragedia, dolor, desilusión,
castigo y muerte.
Los
clones y sus consecuencias nefastas son el tópico, toda vez que los humanos que
los consumen en todas sus formas son las víctimas de ello. La presencia y
comercialización de estas “réplicas” es una constante ya amparada en la ley y
que viene a cumplir una serie infinita de funciones en la sociedad aquí
descrita: recuerdos de un amor lejano en Juliette
muere, el ego científico en Homo
habilidis, Origen de las especies, Multiplicación de los nairas y Van Gogh revive, la satisfacción erótica
en Swingers y Nostalgia de Andrómeda, la simple necesidad de descansar en Golem, el deseo de tener una mascota en Gato por liebres, el problema de decidir
qué regalar a quien está de cumpleaños en Cumpleaños
feliz. Y todo está marcado por la tragedia.
Más
que la destrucción física, estos cuentos reflexionan alrededor de la
aniquilación espiritual de una sociedad que se solaza en unas comodidades que
parecieran estar más allá de todo control, reduciendo el cuestionamiento
posible del sujeto con respecto a una época en que todo sale mal como síntoma
del agotamiento y el hastío de valores agónicos. Es la vida de los clones un
fenómeno de apariencias, de virtualidades, ficciones de la naturaleza creadas
por la producción en línea y que se enfrentan a sus originales, sus padres, sin
que éstos se percaten de que el clon no es el Otro sino que la mismidad, el
humano mismo reducido a la imagen y la servidumbre, la existencia determinada
de antemano por la de eugenesia y la posibilidad de la inmortalidad en la
duplicación.
Uno de
los relatos concluye con una frase laudatoria: “Por primera vez en años, se
preguntó si ese de ahí sería él […] un hombre no intervenido genéticamente
mirándose al espejo al cabo de los siglos, pero tampoco eso pudo precisarlo”. Y
he ahí el punto de lo expuesto en estas líneas: Collyer ha sabido amoldarse a
la mejor escuela de la ciencia ficción, esa de Brian Aldiss y Ray Bradbury, la
existencialista, la problemática, la que en la incerteza del futuro expone la
pasmosa certeza del presente degradado y decadente, relatos mínimos en los que
todo pareciera confluir en una exhortación al cuestionamiento de todo, hasta de
la propia existencia si es que es necesario.
Collyer,
Jaime. Swingers. Santiago: Penguin
Random House, 2014. 184 págs.
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